Que algunos Argentinos empiecen a clamar por el retorno de Maradona mientras que le echen a Messi las culpas de los fallos de su selección nos dice algo sobre un país, y mucho sobre un club.
Maradona en su momento fue tal vez el mejor jugador de la historia del futbol pero también es cierto que su declive personal y profesional como jugador fue en aumento a partir del Mundial de México 1986, y que en Sudáfrica 2010 este ex drogadicto gordinflón fue entretenido como entrenador pero un desastre en términos de táctica y estrategia.
Pero ya hace tiempo que el Diego se convirtió en un mito, representativo de una psicología subconsciente y colectiva de su país- la misma que proclama al Gaucho machista Martin Fiero un héroe literario y a Cristina Fernandez una gran y noble líder , tal como fue en su momento Evita.
Messi ni nació en Villa Fiorito ni se crio entres las barras bravas de Boca Juniors. Se fue a Barcelona de joven, y allí decidió asentar su residencia y alma de futbolista. Esto lo han visto y lo siguen viendo ciertos Argentinos como un traición a la patria. Diego también tuvo sus temporadas en el Camp Nou y Napoli y Sevilla pero siempre sudó la camiseta, no como Messi que parece otro cuando juega con su selección. Aquí ya los Argentinos entran en una falsedad, o por lo menos una auto-negación, ya que la culpa no la tiene Messi sino la selección, y la conspiración que la rodea.
Messi juega mejor en el Barça porque tiene un ‘Míster’ que le entiende mejor que nadie, y un equipo con el cual se siente plenamente integrado, en su sistema de juego y solidaridad, y porque a los culés les importa un bledo que no sea carismático fuera del campo, mientras que tiene una prensa que también le valora.
Pongo como ejemplo el comentario en El País de hoy del excelente Ramón Besa (unos de los mejores analistas del FC Barcelona que conozco). Besa escribe: “El juego del Barça consiste en llegar el balón a Messi en las mejores condiciones. Argentina, en cambio, no sabe cómo darle el balón porque piensan que su bota esta cosida a la bola. Y como no habla, ni cuenta con hinchada propia porque se marcho del país a los 13 anos, ni hay prensa (Argentina) que escriba a su favor cuando empata, es víctima del silencio.”