Era por los años setenta y yo comenzaba a ejercer de principiante en la sede Londinense de agencia de noticias Interpress cuando entro en mi oficina un barbudo vestido de abrigo de trinchera y cara de luto.
Se me presentó como Andrew Graham-Yooll, periodista anglo-argentino , recién llegado de Buenos Aires, habiendo recibido una amenaza de muerta por parte del régimen militar.
A partir de ese momento me unio una amistad para la vida con Andrew, gran persona, y el desarrollo de una relación profesional con el diario para el cual trabajaba, el Buenos Aires Herald.
La noticia del cierre del Herald me ha llenado de un gran sentido de pésame por la desaparición de un icono de un periodismo ejemplar que durante los años de su mayor profesionalidad y entrega humana informo y denuncio con gran valentía la atroz violación de derechos humanos ocurridos en la Argentina de las juntas.
El mismo Graham-Yooll formó parte de un equipo editorial liderado por el legendario director Robert, mejor conocido como ‘Bob’ Cox que transformo el Herald en un importante medio de comunicación después de empezar como un joven miembro del plantel y transformarse en el gran visionario del periódico, responsable por un cambio radical y contenido y aumento en el número de lectores.
En un principio Cox estuvo a favor del golpe militar del 1976 , pensando como tantos otros Argentinos y la comunidad internacional que militares y tecnócratas traerían mayor estabilidad política y económica después del caos institucional del gobierno de Isabel Perón y la violencia del terrorismo peronista de derecha y izquierda.
Pero a poco tiempo Cox se fue dando cuenta de los métodos siniestros y el alcancé masivo de la represión del régimen militar y no dudo en hacer del Herald un acto permanente de investigación y denuncia que durante una época estuvo amparado por los buenos contactos que tenía Cox con diplomáticos de la administración demócrata del Presidente Estado Unidiense Jimmy Carter.
La profesionalidad de Cox llevaba a que insistiese que cada denuncia de abuso de derechos humanos que llegase a las oficinas del periódico fuese apoyada por el trámite legal habeus corpus. La idea era exponer los desaparecidos como casos concretos , con nombre y apellido de gente que había sido raptada por fuerzas militares o para militares, y averiguar su paradero.
Fue un manera de identificar los abusos, y presionar al régimen que llevo a que algunas vidas fuesen salvados. Aunque desgraciadamente muchas más terminaron ejecutados después de haber sido torturados, muchos de sus nombres aparecieron en las páginas del Herald .
Graham-Yooll fue unos de los periodistas más destacados formados por la cultura de esa época del Herald. El libro que escribio sobre esa epoca State of Fear fue su mejor obra literaria ademas de periodistica . Hubo otros menos conocidos en esos años como mi amigo John Fernandes, un fotógrafo emigrante la India, que empezó su carrera tomando imágenes de los víctimas de la represión, y otro amigo y colega John Carlin que llego a convertirse en un gran corresponsal fuera de la Argentina primero con The Independent del Reino Unido y después con el diario español El País.
Cox y su familia tuvieron que fugarse de la Argentina. despues de que el hubiese sido detenido y amenazado de muerte en 1977. Le sucedió su mano derecha, el escoces James Neilson que siguió jugandose la vida, contando al mundo las atrocidades que cometían los militares, algo que muchos Argentinos se negaban a creer .
Tuve la suerte de coincidir con Neilson cuando a finales de 1981, me enviaron de corresponsal del Financial Times y el Observer a Buenos Aires. Seguía le represión pero a los pocos meses se complicaron las cosas , tanto para el como para mí cuando la junta militar invadió Las Malvinas y estallo la Guerra entre Argentina y el Reino Unido.
Tanto el Herald como mi corresponsalía igual que muchos de mis colegas extranjeros desafiábamos la censura que restringía a los medios Argentinos, y contamos lo que se convirtió en un desastre militar para la junta y el comienzo del fin del régimen .
Durante las primeras semanas de la Guerra que duro entre abril y junio de 1982, el Herald recibió varias amenazas por parte del régimen, llevando a que el periódico no fuese distribuido durante dos semanas, y que Neilsen terminase, igual que Cox, teniendo que irse de Argentina con su familia.
A partir de su exilio, el Herald, dirigido por un periodista Norteamericano de menor rango que Neilson y Cox de nombre Dan Newland bajo el tono de su denuncia, adoptando una posición más neutral sobre la Guerra, a veces tirando hacia la complicidad cuando daba menos espacio a la información que contradecía los comuniques oficiales de la junta.
La Guerra llevo a una cierta crisis de identidad en la comunidad anglo-argentina y a una diminución de los lazos políticos, económicos, socialales, y culturales ente el Reino Unido y Argentina que impacto negativamente sobre el Herald que perdió muchos lectores.
Desde entonces, el Herald ha atravesado la la etapa más difícil de su historia aunque gozando de libertad de expresión.A pesar de seguir publicando en idioma inglés, una sucesión de dueños con diferentes intereses financieros y políticos, ha contribuido a que el Herald pierda sur rumbo editorial e influencia. Lo que fue en su gran momento una lectura necesario se convirtió en un medio sin relevancia, que ya para nada dignificaba su época de heroísmo editorial. Que en paz descanse.
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