Parece que en el tema de Catalunya estamos de nuevo- tal vez nunca fue otra- que en el escenario de dos trenes enfrentados que van inevitablemente a darse uno con el otro. Pero aun hay tiempo para bajarse en un anden por el camino y recuperar algo de lo que es razonable, de lo qu es sensato. Hay que romper filas, rearmar otras, recomponer un sentido de lo que supone un país que forma parte de la comunidad Europea, buscar nuevas alianzas internqs y externas, no dejarse llevar por los extremismos.
A estas alturas sigo creyendo que dejar el tema en manos del Sr Rajoy y el Sr Mas nos condena al desastre. Tales son los fallos de liderazgo y imaginacion de cada uno, que los dos se están dejando llevar no por lo que es un sentimiento patriótico, de lo que supone el bien común de todos los españoles, y aqui incluyo por supuesto a los Catalanes, sino por las irracionalidades y perjuicios de áreas especificas de poder político que en si estan poco preocupados por la salida hacia la confrontación en vez del dialogo, y la reconciliacion.
Por un lado están los supuestos barones del PP y esa movida algo hipócrita de ciertos elementos dentro de un partido que se sienten capazitados para interpretar lo que supone la democracia al mismo tiempo de no asumir responsabilidad de contabilidad y transparencia en respuesta a los serios cuestionamientos que han surgido del caso no resuelto de Barcenas.
Por el otro, esta un sector del nacionalismo Catalan que haze tiempo perdió la riendas de sus propio caballo político para dejárselo llevar a galope tenido por los que no quieren otra salida que la independencia y que ya declaran- de facto unilateralmente – con sus banderas y gritos y mitificacionse historicas que hace tiempo rompieron con cualquier sentido de concenso o voluntad genuinamente democratica.
En las manos de estos combatientes emotivos, la política se reduce a discusiones interminables sobre que es un hecho histórico, cual es el numero real de asistentes a una manifestación , las banderas que mas se ven, los gritos que mas se oyen. Los medios se dejan llevar, y demasiados están sordos cuando se les ofrece la perspectiva de la otra ribera.
Ya he escrito el contraste de estas dos Espanas con un Reino Unido donde un primer ministro conservador y un líder nacionalista escoces han demonstrado la madurez y la inteligencia de acordar un proceso democrático en la cuestión de nacionalidad que deja a un lado intereses partidistas. Tambien vale recordar que los que argumentan en contra de la indepencia de Escocia lo hacen en una coalición que incluye a políticos del gobierno gobernante (conservadores y liberal democratas) y altos cargos del partido opositor Laborista, ,muchos de ellos de sangre escocesa.
Nada de coalición y concenso en la Espana de hoy: Los del PP encantados que el PSOE sufra desprestigio por su propia falta de liderazgo y unidad, y los independistas encantados de ver como el CIU igualmente se divide en si,quedándose en desventaja en los sondeos de opinión, para que la Esquerra se crezca creyendo la unica fuerza capacitada para abrir la puerta al futuro.
Y me pregunto ¿donde están los que quieren no solamente bajar en el anden pero después poder subir a un tren y emprender un viaje positivo, racional y pacifico, en concordia ? Politicos capaz de recuperar la política como un manera de ser civilizada, que lleve a la búsqueda de un acuerdo en lo que se puede y debe cambiar y lo que se debe dejar en su sitio.
Sin duda alguna, el lógico final de los dos trenes enfrentados es un desastre de consequencias imprevisibles pero donde el peor de todos mundos pasaria por una independencia unilateral y un intento del estado constitucional de imponerse, bajo derecho, a la fuerza.
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